viernes, 5 de junio de 2015

Las normales rurales

La agresión a los estudiantes de Raúl Isidro Burgos no es un accidente. No lo es por los sucesos previos, según observamos, ni por el significado de las normales rurales en México (rurales, así, a secas, suele llamárseles) y el papel que durante los últimos tres años jugaba la de Ayotzinapa en el combate por la supervivencia general de lo que es un proyecto educativo y algo más.
Damos la palabra a dos de los académicos y académicas, militantes sociales al mismo tiempo, que mejor conocen el tema. Las extraemos del número antológico sobre Ayotzinapa de la revista El Cotidiano, editada por la UAM-Azcapotzalco, con el consentimiento y la solidaridad de sus autores, quienes así completan el apoyo social a nuestro libro.
La familia Mondragón Fontes está vinculada a este proceso y Julio César asistió originalmente a una de sus instituciones: la rural de Tenería, cerca del hogar, que durante la guerra sucia fue castigada con el secuestro y asesinato de tres maestros.
Escuchemos primero a César Navarro Gallegos decir que la tragedia de Iguala trajo de vuelta a la conciencia pública "la olvidada presencia del normalismo rural. Los jóvenes asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa pertenecen a una comunidad estudiantil con rasgos y tradiciones" muy arraigados. 
“Ayotzinapa y el conjunto de las Normales Rurales surgieron para formar y dotar de maestros a las escuelas públicas de las poblaciones rurales. Su multiplicación y fortalecimiento se produjo al unísono con la renovación de las luchas agrarias que conquistaron la tierra para decenas de miles de campesinos (...) Tierra y educación" fueron sus fundamentos originarios durante el Cardenismo, y desde entonces constituyen "un bastión esencial en la historia y evolución de la educación pública mexicana.”
Habla ahora Tatiana Coll, haciendo un resumen histórico:
La primera rural se fundó en 1922 en Tacámbaro, Michoacán, y transferida a otros municipios, para 1949 finalmente se asentó en Tiripetío, en "uno de los más imponentes entre los viejos cascos de hacienda que fueron destinados para ser sedes" de estas instituciones, "como simbólica referencia al reparto agrario realizado por la Revolución Mexicana y el esfuerzo por llevar educación al campesino, y no sólo tierras".
Las rurales forman así "parte indisoluble de la tenaz pelea de los campesinos pobres de México a lo largo del siglo xx y xxi". Durante "setenta años han enfrentado y resistido las constantes transformaciones contrarrevolucionarias que llevaron hasta el desmantelamiento de la esencia del Artículo 27 constitucional, momento definitivo de la reprivatización y mercantilización de la tierra, proceso que se reflejó hacia las Normales Rurales, a final de cuentas, en la famosa frase de la corrupta y cínica Elba Esther Gordillo, cuando señaló que para lo único que servían era para convertirlas en escuelas de turismo".  
“A partir del régimen de Ávila Camacho los vientos cambiaron, y al mismo tiempo que se trasladó la mirada hacia el campo y se inició la contrarreforma agraria, las Normales Rurales empezaron a resultar incómodas para los gobiernos que buscaban recomponer las relaciones con los terratenientes nuevos y viejos que aún subsistían en el agro mexicano. "Esto se agravó durante el periodo alemanista, que privilegió la industrialización a costa de la sobreexplotación rural; no hubo, por tanto, interés por estas escuelas de pobres para pobres. Muy pronto se empezó a llamar a los estudiantes normalistas ´comunistas apátridas´, y a las escuelas ´viveros de líderes rojillos´(1)
“Así comenzaron las movilizaciones que se siguieron desarrollando hasta los años sesenta, cuando la negligencia y el arrinconamiento por parte del gobierno se tornaron en franca agresión, decidiéndose de manera unilateral el cierre de las Normales Rurales...
“En los años noventa, al calor de las reformas salinistas y bajo el discurso de la modernización, se hacía imprescindible acabar con estas ´entelequias de un pasado populista que ya no jugaban ningún papel´; entonces la SEP comenzó a disponer el control y reducción de la matrícula y del presupuesto de manera sistemática.
Este el ensañamiento del Estado contra las rurales "persiste con la misma fuerza; no hay gobierno estatal que no se haya empeñado en lograr la desaparición de las Normales con todo tipo de medidas.
“Es el caso de la Normal Rural de El Mexe, Hidalgo, que en 1994 –siendo gobernador precisamente Murillo Karam, el actual procurador de justicia– se determinó una reducción significativa de la matrícula y se incurrió en todo tipo de agresiones [los policías comandados por el señor Osorio Chong desalojaron, torturaron y detuvieron a estudiantes y padres de familia que intentaban proteger su escuela], hasta que en 2008 se cerró definitivamente", bajo el gobierno del propio Chong. "La Alianza por la Calidad de la Educación, de corte ´calderonista-gordillista´, y la actual reforma educativa de Peña Nieto, específicamente la Ley del Servicio Profesional Docente, aportaron un elemento nuevo: el cierre total del acceso a las plazas de maestros, aun cuando el campo mexicano está sembrado de frágiles escuelitas multigrado y/o unitarias donde hacen falta cientos de maestros.
“La permanente resistencia de los estudiantes normalistas (...) demuestra claramente el grado de responsabilidad social que tienen al luchar El Servicio Profesional Docente que se aprobó en 2013 como parte de las leyes secundarias de la Reforma Educativa de Peña Nieto…
“Todas las estadísticas educativas disponibles –particularmente las del inee– señalan que el 43% de las escuelas en el país son multigrado y/o unitarias; es decir, que están organizadas en una sola aula con un maestro que imparte a niños de diferentes edades los grados que alcanza a establecer, o bien, dos aulas con dos maestros que se dividen a los niños para impartir los diferentes grados. El porcentaje de estas escuelas en el campo es mayor; su precariedad y abandono es enorme.
“Por lo menos tres de los actores centrales del gobierno federal que tienen la responsabilidad de hacer justicia frente a este crimen –Murillo Karam, Osorio Chong y el propio Peña Nieto– confrontaron y agredieron a las Normales Rurales cuando fueron gobernadores de Hidalgo y del estado de México, respectivamente."
Tatiana detalla la violencia de esta agresión:
“El 15 de octubre de 2012, muchos periódicos alcanzaron
todavía a insertar la noticia en primera plana: ´Desalojan
Escuelas Normales en Michoacán´. Elementos de las Policías Estatales Preventivas y Federales, así como el Grupo de Operaciones Especiales (goes) tomaron por la fuerza y desalojaron las Normales de Tiripetío, Cherán y Artega en Michoacán. Pasadas las 12 de la noche, un numeroso contingente de más de 800 elementos policiacos se movilizó hacia las tres Normales en el estado de Michoacán, y después de fuertes enfrentamientos con los estudiantes lograron tomar el control de los edificios.
“…el 14 de marzo el Secretario General de gobierno, Jesús Reyna García [actualmente en la cárcel por sus comprobados nexos con el líder del crimen organizado Servando Gómez, La Tuta], declaró el cierre de la Normal Rural y dio la orden de realizar un operativo con 40 patrullas y dos camiones de policías estatales y federales, apoyados por varios helicópteros en un primer intento por desalojar a los estudiantes que se encontraban defendiendo y resistiendo en la Normal Rural junto con maestros, padres de familia y campesinos de comunidades cercanas...
El 28 de noviembre de 2008, en el marco de las movilizaciones magisteriales contra la Alianza por la Calidad de la Educación (...) cientos de normalistas y policías se enfrentaron en el kilómetro 11 de la carretera Pátzcuaro-Morelia, con un saldo de decenas de lesionados, dos muy graves, 133 detenidos, dos camionetas de la procuraduría incendiadas y autobuses dañados…
“Actualmente, como resultado del desalojo efectuado la madrugada del 15 de octubre de 2012 y de acuerdo con información y documentación de los estudiantes presentada al Tribunal Permanente de los Pueblos6, 157 de los estudiantes pertenecientes a las tres Normales [michoacanas] tomadas por asalto se encuentran aún sujetos a proceso por ´robo y motín´.”
En la Escuela Normal Indígena de Cherán, la madrugada del 15 de octubre de 2012 “la policía sacó a toletazos a los 120 muchachos que se encontraban en la Normal; los obligaron a tirarse al suelo en la cancha de futbol, boca abajo con las manos atadas en la espalda.
“La misma suerte corrió la Normal de Arteaga, que en realidad es un Centro Regional de Educación Normal (cren) para la formación de maestros de preescolar y primaria. Esta Normal está ubicada en una de las zonas más militarizadas del estado…”
Tatiana no olvida desde luego “El rencor de Peña Nieto: la Normal Rural de Tenería”, estado de México, bajo su gubernatura. “Es el 29 de septiembre de 2008 (...) la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de Normales Rurales y Ayotzinapa México7 (fecsm) ha estado movilizada; todas las Normales Rurales han participado, junto con los maestros democráticos, en las diferentes protestas contra las arbitrarias medidas (…) Al frente se encuentra una gran manta que dice: ´Mientras la pobreza exista, las Normales Rurales tendrán razón de ser´... 
“Los estudiantes estaban movilizados porque ya desde mayo de 2007, el gobernador Peña Nieto había cancelado la matrícula de ingreso en 18 de las 36 Normales del estado (…) El domingo 14 de septiembre, un helicóptero sobrevoló varias veces la escuela a menos de 30 metros de altura, fotografiando y tomando videos. Dos horas después, 400 granaderos se apostaron a 100 metros de la entrada con instrucciones de desalojar la Normal, sin presentar ninguna orden judicial de desalojo.
“Los campesinos habitantes de los cinco pueblos cercanos a Tenería, Cruz Vidriada, San Simonito, San Simón el Alto, Tecomatlán y dos colonias de Tenancingo se movilizaron rápidamente y se pusieron como barricada humana frente a los granaderos, que tuvieron que retirarse...
“El 6 de agosto de 2003, la historia de Mactumactzá [Normal Rural chiapaneca] se detuvo. Los normalistas le llamaron ´el macanazo´: entraron a la Normal cerca de 2 mil policías y a macanazo limpio sacaron a todos los estudiantes. Se llevaron presos a más de 200 alumnos y padres de familia, y fueron golpeados y aventados en los camiones. Al día siguiente, el gobernador Pablo Salazar Mendiguchea dio la orden de demoler con trascabos el dormitorio, los lavaderos, la cocina y el comedor.”
Regresamos a César Navarro
“La emergencia del normalismo rural hizo posible el derecho y acceso a la educación para los más pobres: jóvenes de comunidades indígenas y campesinas. Escuelas-internados públicos y gratuitos para mujeres y hombres, bajo un modelo formativo en el que se combinaron el estudio con el trabajo de sus estudiantes. Una parte importante de su sostenimiento material proviene de las actividades agrícolas y productivas que desarrollan sus alumnos, las cuales al mismo tiempo contribuyen con su preparación como futuros maestros rurales. Son comunidades escolares que estudian y trabajan.
(…)
“Las Normales Rurales se fueron visualizando como remanentes de otras épocas educativas, como modelos que están a contracorriente con el rumbo de las “nuevas” políticas educativas eficientes y modernizadoras.
“Del sistema de escuelas-internados creado durante el periodo de la educación socialista –conformado por escuelas de enseñanza primaria, escuelas secundarias para hijos de trabajadores y las Normales Rurales, instituciones que existían en la mayoría de las entidades del país y que incluían además al Instituto Politécnico Nacional– sólo pudieron subsistir las Normales Rurales. El internado del Politécnico Nacional fue clausurado en 1956 como respuesta a la huelga estudiantil que demandaba recuperar el proyecto original de su centro de estudios…
“El hecho de que los profesores que encabezaban los movimientos guerrilleros procedieran del normalismo rural o hubieran participado previamente al lado de sus estudiantes en diversas luchas y movilizaciones sociales, provocó que desde la perspectiva gubernamental se concluyera que las Normales Rurales constituían un foco de incubación de la guerrilla, y que sus estudiantes eran bases de apoyo de los grupos insurrectos.
“Bajo esta percepción política, la estrategia para acallar la rebelión consistió en combatir militarmente a la guerrilla y reprimir a los pobladores de las comunidades, consideradossus aliados o partidarios, y por otra parte avanzar en la eliminación del normalismo rural. Esa fue la razón de fondo, nunca explicitada abiertamente, que determinó la clausura de las Normales Rurales en 1969 [que se echaría atrás para nuevas ofensivar].
(…)
“Para los estudiantes “campesinos y socialistas”, los profesores de la guerrilla encarnan y simbolizan uno de los ejemplos más trascendentes y representativos del compromiso social del maestro rural con su pueblo. Son parte entrañable y esencial de su historia y de ellos se sienten profundamente orgullosos. Nunca en la etapa de la lucha armada condenaron su camino, ni en el presentehan renegado de su ejemplo. Simbólicamente, día con día conviven con ellos: en las pinturas murales de sus escuelas, una tradición muy propia de los normalistas rurales.
“Siempre están presentes las imágenes de Arturo, Lucio y Genaro, al lado de otros revolucionarios mexicanos y del mundo. Esto ha dado pie a los mitos y falacias que reiteradamente difunden los adversarios de las Normales Rurales para afirmar que son “nido de guerrilleros”; esta es una coartada para exigir su desaparición definitiva. En las ´rurales´ se forman maestros y ciertamente de sus filas han emergido profesores que, junto con su tarea docente, se han destacado como activistas y dirigentes magisteriales, sociales y políticos.
“Pero estos luchadores sociales se han formado esencialmente en las luchas a las que se han incorporado por decisión propia; en todo caso, para muchos de ellos su paso por el normalismo rural los hizo sensibles y conscientes de la injusticia y la desigualdad social en nuestro país.
(…)
“Ayotzinapa 2011. Al grito de ´¡Órale, cabrones!´, el general Ramón Arreola –subsecretario de seguridad de Guerrero– mandó a los policías estatales para que empezaran a disparar. Así inició el ataque a los estudiantes de Ayotzinapa el 12 de diciembre de 2011, con armas de fuego. El saldo de la represión fue dos normalistas asesinados, tres heridos de bala y decenas de estudiantes golpeados, encarcelados y torturados. La madre de uno de los estudiantes asesinados, adolorida y lamentando su muerte, dijo: “mi hijo no era un asesino, nomás fue a una escuela de pobres” (Navarro, La Jornada, 2011).
“Sin embargo, su hijo y sus compañeros fueron perseguidos como si se tratara de un grupo de criminales o asesinos.
“Ese día, más de quinientos estudiantes de la Normal Rural habían llegado a Chilpancingo para demandar nuevamente una audiencia al gobernador que durante meses les había negado. Para reiterar y hacer patente su exigencia, determinaron bloquear el tránsito de la Autopista del Sol. Las razones que condujeron a la movilización de los normalistas ese día estaban latentes desde meses atrás. En septiembre, como cada inicio del ciclo escolar, a través del comité estudiantil presentaron un pliego de demandas ante el gobierno estatal; las exigencias estaban enfocadas en las necesidades materiales de la escuela y su comunidad educativa.
“El gobernador perredista Ángel Aguirre aceptó las peticiones normalistas y se comprometió a darles solución. En el pliego solicitaban aumentar la “ración” alimenticia de 35 a 50 pesos diarios; reparación y reacondicionamiento de baños, dormitorios, comedores y del edificio de la escuela –todos en franco deterioro ante la falta de mantenimiento durante años–; incrementar la matrícula de ingreso de 140 a 170 alumnos (la estratosférica cifra de treinta alumnos más), así como garantizar el acceso al trabajo magisterial a los profesores egresados de la Normal, entre otras cuestiones.
“Sin embargo, el gobernador incumplió el acuerdo y optó por no dar la cara y evadir a los normalistas, al mismo tiempo que metió la mano para imponer al frente de la dirección de la escuela a un académico rechazado por profesores y estudiantes, lo cual derivó en un paro de actividades.
“Hartos de la actitud gubernamental, emprendieron la movilización de Chilpancingo del 11 de diciembre. Poco después de iniciado el bloqueo, aparecieron más de 300 efectivos de las policías federal, estatal y ministerial. En principio intentaron desalojar a los normalistas y se produjo un primer enfrentamiento a golpes, empellones y pedradas que repelió la acción policiaca. Tras este intento fallido se estableció un cerco policiaco y elementos de esas corporaciones y otros, vestidos de civil, se apostaron en puentes y azoteas de edificios en posición de francotiradores. “Los federales empezaron a lanzar bombas de gas lacrimógeno y a disparar sus armas. Tras estos primeros disparos se precipitó la balacera por parte de los demás cuerpos policiacos contra los manifestantes y los autobuses que los habían transportado. Según el informe de la cndh, la lucha se prolongó durante más de veinte minutos.
“Algunos estudiantes se enfrentaron todavía a la policía, otros se dispersaron hacia cerros aledaños y muchos fueron sometidos violentamente y golpeados. Más de cuarenta normalistas fueron encarcelados y gran parte de ellos fueron torturados. Tres resultaron heridos por arma de fuego, pero la artera agresión dejó sin vida a dos estudiantes: Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús (cndh, 2012).
“Han pasado tres años, y a pesar de que diversas instancias de derechos humanos constataron la legitimidad y legalidad de la protesta estudiantil y acreditaron la ejecución extrajudicial de los dos estudiantes, así como los delitos de tortura y detención ilegal en agravio de decenas de estudiantes, los autores y ejecutores responsables de la represión siguen impunes. Mientras tanto, sus familiares y compañeros siguen, hasta hoy, reclamando justicia. La ominosa represión de Iguala, los jóvenes ejecutados y los 43 estudiantes desaparecidos constituyen un nuevo capítulo en la historia de las sanguinarias e irracionales agresiones de las que han sido víctimas los normalistas de Ayotzinapa.
(…)
“De acuerdo con su concepción y organización como escuelas-internado al influjo de los principios y propósitos de la educación socialista, las Normales Rurales adoptaron formas peculiares dentro de su vida interna. Esto implicó una rigurosa disciplina en el estudio y el trabajo de sus estudiantes. Igualmente, la construcción de formas de organización colectiva para asumir las tareas a realizar cotidianamente para el funcionamiento de su casa-escuela.
“Para asegurar la observancia y cumplimiento de las actividades académicas, de trabajo y de comportamiento en el seno de la comunidad escolar, en las Normales Rurales se estableció un reglamento que sanciona el incumplimiento de las tareas o transgresión de las normas establecidas. En ese código se enlistan los hechos sancionables que se tazan en ´puntos´, de acuerdo con el tipo y naturaleza de la falta.
“El alumno que agota los puntos de que dispone al inicio de cada ciclo escolar, no puede continuar en la institución. Se sancionan inasistencias a clase, la no realización de labores de limpieza de sanitarios o dormitorios, la no participación en las actividades productivas, por mencionar sólo algunos ejemplos. Pero además, la reprobación escolar no tiene carta de naturalidad en estas instituciones: el estudiante que reprueba hasta dos materias en el ciclo escolar correspondiente y no logra una evaluación positiva en el examen extraordinario, tampoco puede permanecer inscrito.
“Con esta medida se preservan los espacios escolares para quienes efectivamente desean y tienen necesidad de estudiar en la Normal. Las formas disciplinarias y de estudio no son de tipo carcelario o castrense, sino expresión de un compromiso congruente y militante de sus estudiantes con el perfil de su formación como maestros rurales que ellos mismos han asumido y que están encargados de preservar.
“Estos son algunos rasgos y maneras de vivir y estudiar en las ´rurales´, que las distinguen de la mayoría de los centros educativos del país. Como se puede advertir, es muy difícil ingresar a una Normal Rural, pero sumamente fácil abandonarla para quien no se integra o adapta al régimen normalista.
“La lucha y resistencia de la fecsm, a lo largo de décadas, han representado el elemento vital para construir sólidos vínculos organizativos y solidarios en la preservación del normalismo rural. Al igual que el añejo arraigo de las ´rurales´ entre las poblaciones campesinas que las han apoyado y protegido. Para miles de jóvenes normalistas y las comunidades campesinas e indígenas de las que provienen, las Normales Rurales constituyen una de las pocas herencias sociales que aún preservan y de la que no quieren ser expropiados, por eso resisten y las defienden. Esto ha quedado evidenciado en la unión y acción conjunta que han sostenido los padres de familia y los normalistas de Ayotzinapa ante la masacre de Iguala y la búsqueda de sus hijos y compañeros desaparecidos.”

1. Me permito usar normas flexibles para los textos reproducidos. Esencialmente, los tres puntos.

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