La agresión a los estudiantes de Raúl Isidro
Burgos no es un accidente. No lo es por los sucesos previos,
según observamos, ni por el significado de las normales rurales en México (rurales, así, a secas, suele llamárseles) y el
papel que durante los últimos tres años jugaba la de Ayotzinapa en el combate
por la supervivencia general de lo que es un proyecto educativo y algo más.
Damos la palabra a dos de los académicos y
académicas, militantes sociales al mismo tiempo, que mejor conocen el tema. Las
extraemos del número antológico sobre Ayotzinapa de la revista El Cotidiano,
editada por la UAM-Azcapotzalco, con el consentimiento y la solidaridad de sus autores,
quienes así completan el apoyo social a nuestro libro.
La familia Mondragón Fontes está vinculada a
este proceso y Julio César asistió originalmente a una de sus
instituciones: la rural de Tenería, cerca del hogar, que durante la guerra sucia fue castigada con el
secuestro y asesinato de tres maestros.
Escuchemos
primero a César Navarro
Gallegos decir que la tragedia de Iguala trajo de vuelta a la conciencia pública "la
olvidada presencia del normalismo rural. Los jóvenes asesinados y desaparecidos
de Ayotzinapa pertenecen a una comunidad estudiantil con rasgos y tradiciones" muy arraigados.
“Ayotzinapa y el conjunto de las Normales Rurales surgieron para
formar y dotar de maestros a las escuelas públicas de las poblaciones rurales.
Su multiplicación y fortalecimiento se produjo al unísono con la renovación de
las luchas agrarias que conquistaron la tierra para decenas de miles de
campesinos (...) Tierra y educación" fueron sus fundamentos originarios durante el Cardenismo, y desde entonces constituyen "un bastión esencial en la historia y evolución de la educación
pública mexicana.”
Habla
ahora Tatiana Coll, haciendo un resumen histórico:
La primera rural se fundó en 1922 en
Tacámbaro, Michoacán, y transferida a otros municipios, para 1949 finalmente se asentó en Tiripetío, en "uno de los más
imponentes entre los viejos cascos de hacienda que fueron destinados para ser
sedes" de estas instituciones, "como simbólica referencia al reparto agrario
realizado por la Revolución Mexicana y el esfuerzo por llevar educación al
campesino, y no sólo tierras".
Las rurales forman así "parte indisoluble de la tenaz pelea de los
campesinos pobres de México a lo largo del siglo xx y xxi". Durante "setenta años han enfrentado y resistido las constantes
transformaciones contrarrevolucionarias que llevaron hasta el desmantelamiento
de la esencia del Artículo 27 constitucional, momento definitivo de la
reprivatización y mercantilización de la tierra, proceso que se reflejó hacia
las Normales Rurales, a final de cuentas, en la famosa frase de la corrupta y
cínica Elba Esther Gordillo, cuando señaló que para lo único que servían era
para convertirlas en escuelas de turismo".
“A partir del régimen de Ávila Camacho los
vientos cambiaron, y al mismo tiempo que se trasladó la mirada hacia el campo y
se inició la contrarreforma agraria, las Normales Rurales empezaron a resultar
incómodas para los gobiernos que buscaban recomponer las relaciones con los
terratenientes nuevos y viejos que aún subsistían en el agro mexicano. "Esto se
agravó durante el periodo alemanista, que privilegió la industrialización a
costa de la sobreexplotación rural; no hubo, por tanto, interés por estas escuelas
de pobres para pobres. Muy pronto se empezó a llamar a los estudiantes
normalistas ´comunistas apátridas´, y a las escuelas ´viveros de líderes
rojillos´…(1)
“Así comenzaron las movilizaciones que se
siguieron desarrollando hasta los años sesenta, cuando la negligencia y el
arrinconamiento por parte del gobierno se tornaron en franca agresión,
decidiéndose de manera unilateral el cierre de las Normales Rurales...
“En los años
noventa, al calor de las reformas salinistas y bajo el discurso de la modernización,
se hacía imprescindible acabar con estas ´entelequias de un pasado populista
que ya no jugaban ningún papel´; entonces la SEP comenzó a disponer el control y reducción de la
matrícula y del presupuesto de manera sistemática.
Este el ensañamiento
del Estado contra las rurales "persiste con la misma fuerza;
no hay gobierno estatal que no se haya empeñado en lograr la desaparición de
las Normales con todo tipo de medidas.
“Es el caso de la
Normal Rural de El Mexe, Hidalgo, que en 1994 –siendo gobernador precisamente
Murillo Karam, el actual procurador de justicia– se determinó una reducción
significativa de la matrícula y se incurrió en todo tipo de agresiones [los policías comandados por el
señor Osorio Chong desalojaron, torturaron y detuvieron a estudiantes y padres de
familia que intentaban proteger su escuela], hasta que en 2008 se cerró
definitivamente", bajo el gobierno del propio Chong. "La Alianza por la Calidad de
la Educación, de corte ´calderonista-gordillista´, y la actual reforma
educativa de Peña Nieto, específicamente la Ley del Servicio Profesional
Docente, aportaron un elemento nuevo: el cierre total del acceso a las plazas
de maestros, aun cuando el campo mexicano está sembrado de frágiles escuelitas
multigrado y/o unitarias donde hacen falta cientos de maestros.
“La permanente
resistencia de los estudiantes normalistas (...) demuestra claramente el grado de responsabilidad social que tienen al luchar El
Servicio Profesional Docente que se aprobó en 2013 como parte de las leyes
secundarias de la Reforma Educativa de Peña Nieto…
“Todas las estadísticas educativas disponibles
–particularmente las del inee– señalan que
el 43% de las escuelas en el país son multigrado y/o unitarias; es decir, que están
organizadas en una sola aula con un maestro que imparte a niños de diferentes
edades los grados que alcanza a establecer, o bien, dos aulas con dos maestros
que se dividen a los niños para impartir los diferentes grados. El porcentaje
de estas escuelas en el campo es mayor; su precariedad y abandono es enorme.
“Por lo menos tres
de los actores centrales del gobierno federal que tienen la responsabilidad de
hacer justicia frente a este crimen –Murillo Karam, Osorio Chong y el propio
Peña Nieto– confrontaron y agredieron a las Normales Rurales cuando fueron
gobernadores de Hidalgo y del estado de México, respectivamente."
Tatiana detalla la
violencia de esta agresión:
“El 15 de octubre de
2012, muchos periódicos
alcanzaron
todavía a insertar la noticia en primera
plana: ´Desalojan
Escuelas Normales en
Michoacán´. Elementos de las Policías Estatales Preventivas y Federales, así
como el Grupo de Operaciones Especiales (goes) tomaron por la fuerza y
desalojaron las Normales de Tiripetío, Cherán y Artega en Michoacán. Pasadas
las 12 de la noche, un numeroso contingente de más de 800 elementos policiacos
se movilizó hacia las tres Normales en el estado de Michoacán, y después de
fuertes enfrentamientos con los estudiantes lograron tomar el control de los
edificios.
“…el 14 de marzo el Secretario General de
gobierno, Jesús Reyna García [actualmente
en la cárcel por sus comprobados nexos con el líder del crimen organizado
Servando Gómez, La Tuta],
declaró el cierre de la Normal Rural y dio la orden de realizar un operativo con 40 patrullas y dos camiones
de policías estatales y federales, apoyados por varios helicópteros en un
primer intento por desalojar a los estudiantes que se encontraban
defendiendo y resistiendo en la Normal Rural junto con maestros, padres de familia y campesinos de comunidades
cercanas...
“El 28 de noviembre
de 2008, en el marco de las movilizaciones magisteriales contra la Alianza por
la Calidad de la Educación (...) cientos de normalistas y policías se enfrentaron en el kilómetro 11 de la
carretera Pátzcuaro-Morelia, con un saldo de decenas de lesionados, dos muy
graves, 133 detenidos, dos camionetas de la procuraduría incendiadas y
autobuses dañados…
“Actualmente, como
resultado del desalojo efectuado la madrugada del 15 de octubre de 2012 y de
acuerdo con información y documentación de los estudiantes presentada al
Tribunal Permanente de los Pueblos6, 157 de los estudiantes pertenecientes a
las tres Normales [michoacanas] tomadas por asalto se encuentran aún sujetos a
proceso por ´robo y motín´.”
En la Escuela Normal
Indígena de Cherán, la madrugada del 15 de octubre de 2012 “la policía sacó a toletazos a los 120 muchachos que se encontraban en
la Normal; los obligaron a tirarse al suelo en la cancha de futbol, boca abajo
con las manos atadas en la espalda.
“La misma suerte
corrió la Normal de Arteaga, que en realidad es un Centro Regional de Educación
Normal (cren) para la formación de maestros de preescolar y primaria. Esta
Normal está ubicada en una de las zonas más militarizadas del estado…”
Tatiana no olvida
desde luego “El rencor de Peña Nieto: la Normal Rural de Tenería”, estado de
México, bajo su gubernatura. “Es el 29 de septiembre de 2008 (...) la
Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de Normales Rurales y
Ayotzinapa México7 (fecsm) ha estado movilizada; todas las Normales Rurales han
participado, junto con los maestros democráticos, en las diferentes protestas contra las
arbitrarias medidas (…) Al frente se
encuentra una gran manta que dice: ´Mientras la pobreza exista, las Normales
Rurales tendrán razón de ser´...
“Los estudiantes
estaban movilizados porque ya desde mayo de 2007, el gobernador Peña Nieto
había cancelado la matrícula de ingreso en 18 de las 36 Normales del estado
(…) El domingo 14 de septiembre, un helicóptero sobrevoló varias veces la
escuela a menos de 30 metros de altura, fotografiando y tomando videos. Dos
horas después, 400 granaderos se apostaron a 100 metros de la entrada con
instrucciones de desalojar la Normal, sin presentar ninguna orden judicial de
desalojo.
“Los campesinos
habitantes de los cinco pueblos cercanos a Tenería, Cruz Vidriada, San
Simonito, San Simón el Alto, Tecomatlán y dos colonias de Tenancingo se
movilizaron rápidamente y se pusieron como barricada humana frente a los
granaderos, que tuvieron que retirarse...
“El 6 de agosto de
2003, la historia de Mactumactzá [Normal Rural chiapaneca] se detuvo.
Los normalistas le llamaron ´el macanazo´: entraron a la Normal cerca de 2 mil
policías y a macanazo limpio sacaron a todos los estudiantes. Se llevaron
presos a más de 200 alumnos y padres de familia, y fueron golpeados y aventados
en los camiones. Al día siguiente, el gobernador Pablo Salazar Mendiguchea dio
la orden de demoler con trascabos el dormitorio, los lavaderos, la cocina y el
comedor.”
Regresamos a César
Navarro
“La emergencia del normalismo rural hizo posible el derecho y
acceso a la educación para los más pobres: jóvenes de comunidades indígenas y
campesinas. Escuelas-internados públicos y gratuitos para mujeres y hombres,
bajo un modelo formativo en el que se combinaron el estudio con el trabajo de
sus estudiantes. Una parte importante de su sostenimiento material proviene de
las actividades agrícolas y productivas que desarrollan sus alumnos, las cuales
al mismo tiempo contribuyen con su preparación como futuros maestros rurales.
Son comunidades escolares que estudian y trabajan.
(…)
“Las Normales Rurales se fueron visualizando como remanentes de
otras épocas educativas, como modelos que están a contracorriente con el rumbo
de las “nuevas” políticas educativas eficientes y modernizadoras.
“Del sistema de escuelas-internados creado durante el periodo de la
educación socialista –conformado por escuelas de enseñanza primaria, escuelas
secundarias para hijos de trabajadores y las Normales Rurales, instituciones
que existían en la mayoría de las entidades del país y que incluían además al
Instituto Politécnico Nacional– sólo pudieron subsistir las Normales Rurales.
El internado del Politécnico Nacional fue clausurado en 1956 como respuesta a
la huelga estudiantil que demandaba recuperar el proyecto original de su centro
de estudios…
“El hecho de que los profesores que encabezaban los movimientos
guerrilleros procedieran del normalismo rural o hubieran participado previamente
al lado de sus estudiantes en diversas luchas y movilizaciones sociales,
provocó que desde la perspectiva gubernamental se concluyera que las Normales
Rurales constituían un foco de incubación de la guerrilla, y que sus estudiantes
eran bases de apoyo de los grupos insurrectos.
“Bajo esta percepción política, la estrategia para acallar la rebelión
consistió en combatir militarmente a la guerrilla y reprimir a los pobladores
de las comunidades, consideradossus aliados o partidarios, y por otra parte
avanzar en la eliminación del normalismo rural. Esa fue la razón de fondo,
nunca explicitada abiertamente, que determinó la clausura de las Normales
Rurales en 1969 [que se echaría atrás para nuevas ofensivar].
(…)
“Para los estudiantes “campesinos y socialistas”, los profesores de
la guerrilla encarnan y simbolizan uno de los ejemplos más trascendentes y
representativos del compromiso social del maestro rural con su pueblo. Son parte
entrañable y esencial de su historia y de ellos se sienten profundamente
orgullosos. Nunca en la etapa de la lucha armada condenaron su camino, ni en el
presentehan renegado de su ejemplo. Simbólicamente, día con día conviven con
ellos: en las pinturas murales de sus escuelas, una tradición muy propia de los
normalistas rurales.
“Siempre están presentes las imágenes de Arturo, Lucio y Genaro, al
lado de otros revolucionarios mexicanos y del mundo. Esto ha dado pie a los
mitos y falacias que reiteradamente difunden los adversarios de las Normales
Rurales para afirmar que son “nido de guerrilleros”; esta es una coartada para exigir
su desaparición definitiva. En las ´rurales´ se forman maestros y ciertamente
de sus filas han emergido profesores que, junto con su tarea docente, se han
destacado como activistas y dirigentes magisteriales, sociales y políticos.
“Pero estos luchadores sociales se han formado esencialmente en las
luchas a las que se han incorporado por decisión propia; en todo caso, para
muchos de ellos su paso por el normalismo rural los hizo sensibles y
conscientes de la injusticia y la desigualdad social en nuestro país.
(…)
“Ayotzinapa 2011. Al grito de ´¡Órale, cabrones!´, el general Ramón Arreola –subsecretario
de seguridad de Guerrero– mandó a los policías estatales para que empezaran a
disparar. Así inició el ataque a los estudiantes de Ayotzinapa el 12 de
diciembre de 2011, con armas de fuego. El saldo de la represión fue dos normalistas
asesinados, tres heridos de bala y decenas de estudiantes golpeados,
encarcelados y torturados. La madre de uno de los estudiantes asesinados,
adolorida y lamentando su muerte, dijo: “mi hijo no era un asesino, nomás fue a
una escuela de pobres” (Navarro, La
Jornada, 2011).
“Sin embargo, su hijo y sus compañeros fueron perseguidos como si
se tratara de un grupo de criminales o asesinos.
“Ese día, más de quinientos estudiantes de la Normal Rural habían
llegado a Chilpancingo para demandar nuevamente una audiencia al gobernador que
durante meses les había negado. Para reiterar y hacer patente su exigencia, determinaron
bloquear el tránsito de la Autopista del Sol. Las razones que condujeron a la movilización
de los normalistas ese día estaban latentes desde meses atrás. En septiembre,
como cada inicio del ciclo escolar, a través del comité estudiantil presentaron
un pliego de demandas ante el gobierno estatal; las exigencias estaban
enfocadas en las necesidades materiales de la escuela y su comunidad educativa.
“El gobernador perredista Ángel Aguirre aceptó las peticiones normalistas
y se comprometió a darles solución. En el pliego solicitaban aumentar la
“ración” alimenticia de 35 a 50 pesos diarios; reparación y reacondicionamiento
de baños, dormitorios, comedores y del edificio de la escuela –todos en franco
deterioro ante la falta de mantenimiento durante años–; incrementar la
matrícula de ingreso de 140 a 170 alumnos (la estratosférica cifra de treinta
alumnos más), así como garantizar el acceso al trabajo magisterial a los profesores
egresados de la Normal, entre otras cuestiones.
“Sin embargo, el gobernador incumplió el acuerdo y optó por no dar
la cara y evadir a los normalistas, al mismo tiempo que metió la mano para
imponer al frente de la dirección de la escuela a un académico rechazado por
profesores y estudiantes, lo cual derivó en un paro de actividades.
“Hartos de la actitud gubernamental, emprendieron la movilización
de Chilpancingo del 11 de diciembre. Poco después de iniciado el bloqueo,
aparecieron más de 300 efectivos de las policías federal, estatal y
ministerial. En principio intentaron desalojar a los normalistas y se produjo un
primer enfrentamiento a golpes, empellones y pedradas que repelió la acción
policiaca. Tras este intento fallido se estableció un cerco policiaco y
elementos de esas corporaciones y otros, vestidos de civil, se apostaron en
puentes y azoteas de edificios en posición de francotiradores. “Los federales
empezaron a lanzar bombas de gas lacrimógeno y a disparar sus armas. Tras estos
primeros disparos se precipitó la balacera por parte de los demás cuerpos
policiacos contra los manifestantes y los autobuses que los habían transportado.
Según el informe de la cndh, la lucha
se prolongó durante más de veinte minutos.
“Algunos estudiantes se enfrentaron todavía a la policía, otros se
dispersaron hacia cerros aledaños y muchos fueron sometidos violentamente y
golpeados. Más de cuarenta normalistas fueron encarcelados y gran parte de
ellos fueron torturados. Tres resultaron heridos por arma de fuego, pero la
artera agresión dejó sin vida a dos estudiantes: Jorge Alexis Herrera Pino y
Gabriel Echeverría de Jesús (cndh, 2012).
“Han pasado tres años, y a pesar de que diversas instancias de
derechos humanos constataron la legitimidad y legalidad de la protesta
estudiantil y acreditaron la ejecución extrajudicial de los dos estudiantes,
así como los delitos de tortura y detención ilegal en agravio de decenas de estudiantes,
los autores y ejecutores responsables de la represión siguen impunes. Mientras
tanto, sus familiares y compañeros siguen, hasta hoy, reclamando justicia. La
ominosa represión de Iguala, los jóvenes ejecutados y los 43 estudiantes
desaparecidos constituyen un nuevo capítulo en la historia de las sanguinarias
e irracionales agresiones de las que han sido víctimas los normalistas de
Ayotzinapa.
(…)
“De acuerdo con su concepción y organización como escuelas-internado
al influjo de los principios y propósitos de la educación socialista, las
Normales Rurales adoptaron formas peculiares dentro de su vida interna. Esto
implicó una rigurosa disciplina en el estudio y el trabajo de sus estudiantes.
Igualmente, la construcción de formas de organización colectiva para asumir las
tareas a realizar cotidianamente para el funcionamiento de su casa-escuela.
“Para asegurar la observancia y cumplimiento de las actividades académicas,
de trabajo y de comportamiento en el seno de la comunidad escolar, en las
Normales Rurales se estableció un reglamento que sanciona el incumplimiento de
las tareas o transgresión de las normas establecidas. En ese código se enlistan
los hechos sancionables que se tazan en ´puntos´, de acuerdo con el tipo y
naturaleza de la falta.
“El alumno que agota los puntos de que dispone al inicio de cada
ciclo escolar, no puede continuar en la institución. Se sancionan inasistencias
a clase, la no realización de labores de limpieza de sanitarios o dormitorios,
la no participación en las actividades productivas, por mencionar sólo algunos ejemplos.
Pero además, la reprobación escolar no tiene carta de naturalidad en estas
instituciones: el estudiante que reprueba hasta dos materias en el ciclo
escolar correspondiente y no logra una evaluación positiva en el examen extraordinario,
tampoco puede permanecer inscrito.
“Con esta medida se preservan los espacios escolares para quienes efectivamente
desean y tienen necesidad de estudiar en la Normal. Las formas disciplinarias y
de estudio no son de tipo carcelario o castrense, sino expresión de un
compromiso congruente y militante de sus estudiantes con el perfil de su
formación como maestros rurales que ellos mismos han asumido y que están
encargados de preservar.
“Estos son algunos rasgos y maneras de vivir y estudiar en las ´rurales´,
que las distinguen de la mayoría de los centros educativos del país. Como se
puede advertir, es muy difícil ingresar a una Normal Rural, pero sumamente
fácil abandonarla para quien no se integra o adapta al régimen normalista.
“La lucha y resistencia de la fecsm, a lo largo de décadas, han representado el elemento vital para
construir sólidos vínculos organizativos y solidarios en la preservación del normalismo
rural. Al igual que el añejo arraigo de las ´rurales´ entre las poblaciones
campesinas que las han apoyado y protegido. Para miles de jóvenes normalistas y
las comunidades campesinas e indígenas de las que provienen, las Normales
Rurales constituyen una de las pocas herencias sociales que aún preservan y de
la que no quieren ser expropiados, por eso resisten y las defienden. Esto ha
quedado evidenciado en la unión y acción conjunta que han sostenido los padres
de familia y los normalistas de Ayotzinapa ante la masacre de Iguala y la
búsqueda de sus hijos y compañeros desaparecidos.”
1. Me permito usar normas flexibles para los textos reproducidos. Esencialmente, los tres puntos.
1. Me permito usar normas flexibles para los textos reproducidos. Esencialmente, los tres puntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario