martes, 2 de junio de 2015

La tortura es el mensaje

Adelanté algo sobre la tortura según ciertos especialistas. Sayuri Herrera Román, la defensora de derechos humanos que conduce el caso de Julio César a nombre de la familia, y a quien se debe este libro, escribió un estupendo artículo introductorio sobre el tema:
"Julio César Mondragón Fontes, estudiante de la normal rural de Ayotzinapa, perdió la vida en la masacre de Iguala. Nunca fue entregado a grupo delictivo alguno, como supuestamente ocurrió con sus 43 compañeros desaparecidos hasta hoy. Fue detenido, torturado y ejecutado allí mismo por la policía municipal.
"El cuerpo no fue ocultado, sino expuesto, abandonado en una calle de Iguala. Arrancado el rostro, extraídos los ojos. Pronto esta imagen comenzó a circular en las redes sociales, alguien, no sabemos quién, le tomó una fotografía que pronto se hizo pública. El mensaje fue enviado.
"Es importante recuperar las significaciones inscritas en el cuerpo de Julio César, un mensaje que se ocuparon de allegarnos desde que le arrancaron la vida. Esa forma de matar, la técnica ocupada, no se practicó y planificó para no ser vista. Es la razón por la que abandonaron el cuerpo y no lo ocultaron, así fue desde que se tomó la foto y se reprodujo.
(...)
"La tortura ha tomado tales proporciones que se ha convertido ya en un instrumento de gobierno. Uno que no debemos ignorar.
"Las técnicas de tortura son enseñadas, mecanizadas y se exportan de un país a otro. Hay un aprendizaje de la tortura, un entrenamiento en ello y los ´expertos´ van ofreciendo sus servicios de ´capacitación´ de un gobierno opresor a otro. La tortura generalizada es evidentemente un asunto político y económico, no solamente psicológico.
"El psicoanalista Raúl Páramo Ortega, en el artículo Tortura, antípoda de la compasión (1), nos ofrece valiosas claves para comprender la magnitud de la tragedia a la que nos enfrentamos, así como fundamentos para señalar la responsabilidad del Estado mexicano por practicar la tortura y además generar, en distintos niveles y dimensiones, condiciones favorables para la masificación de esta práctica. Páramo comenta:
Las explicaciones a nivel de psicopatología individual siguen fracasando al querer caracterizar la personalidad del torturador. Ninguna explicación individual basta porque en realidad la personalidad del torturador corresponde a un tipo determinado de sociedad con la que se confunde. (…) si algo tiene ese tipo de personalidad es precisamente no ser a-social sino producto neto de un tipo de sociedad´.
"La sociedad que crea condiciones propicias para la tortura es aquella educada para la competencia, el egoísmo, la obediencia ciega, el autoritarismo y la violencia. Sin duda, todas esas características las encontramos en el México de hoy.
"Por otro lado, señala que: El presupuesto fundamental, el núcleo central para que la tortura sea tortura, es el que el otro esté a mi merced. La disponibilidad –ciertamente forzada- del otro es condición previa para la tortura. En la medida en que se dé la situación de impotencia total, estará dada la invitación/seducción a cierto grado de tortura."

Latinoamérica

Nadia Godoy, que forma parte también del equipo de Sayuri, sigue la pista de este tipo de tortura en el resto de Latinoamérica. Al escucharla no olvidemos que la guerra sucia en el propio Guerrero, a lo largo de sus varias etapas, abunda en ejecuciones extrajudiciales documentadas en la primera de ellas por la ComVerdad guerrerense, y en las siguientes por lo investigado a partir de las masacres de Aguas Blancas y El Charco, en los años 1990. Sumemos el resumen testimonial hecho en 2002 por defensores de derechos humanos que actúan en las regiones indígenas estatales. 
"Mucha tinta ha corrido en América Latina tratando el tema de la tortura -escribe Nadia-, y es que desde el surgimiento de la infame Escuela de las Américas en 1946, la tortura y la desaparición forzada se convirtieron en mecanismos institucionales de los ejércitos, cuyos oficiales eran capacitados en estas y otras artes de intimidación y control.  Llegó a tal grado la generalización de la tortura que la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura en Chile, estima que en el 97% de los 27,255 casos evaluados por ellos, el denunciante fue víctima de tortura.
"El papel de la institución militar estadounidense en los golpes de estado, las brutales dictaduras militares y las extendidas guerras civiles en Centro y Sur América ha sido ampliamente documentado por fuentes académicas y de prensa, las denuncias por violaciones a Derechos Humanos cometidas por los orgullos licenciados de la mencionada escuela, desembocaron en el cierre de la misma luego de intensas protestas en el año 2001. Sólo para reabrir sus puertas en el mismo edificio, el mismo pensum de estudios y los mismos instructores un año más tarde, ahora bajo el nombre de Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental.
"La tortura como método de obtención de información es la faceta más documentada y tratada por los académicos latinoamericanos y no es de extrañar, actualmente y de acuerdo a los informes de organizaciones de Derechos Humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, la tortura sigue siendo una herramienta ampliamente utilizada por fuerzas de seguridad e investigación criminal, para la obtención de información y confesiones en la región.
“Y el informe del relator de la ONU especializado en Tortura, Juan Méndez no deja lugar a duda, el Estado Mexicano utiliza la tortura en la actualidad:
"La práctica de la tortura y el maltrato, usado como castigo y como medio de investigación está generalizada. Esta práctica se produce por varios factores. En la ley por una ausencia de definición de tortura. Y en la práctica por la costumbre de detener para investigar en lugar de investigar para detener.
“Julio César Mondragón no fue víctima de esta variante de tortura (…) Los casos de desollamiento son escasos aún en el marco de las barbaries cometidas por las fuerzas armadas de América Latina, entrenadas, deshumanizadas y acicateadas por los discursos de odio absorbidos en la Escuela de las Américas (…) Este método se hacía acompañar por la exposición pública de la piel del desollado. 
"Era usual que se iniciase con un gran corte en forma de T en la espalda (como sucedió en Tepic), desde el cual el verdugo iba tirando la piel, tratando siempre de hacerlo de un solo tirón y causando la menor hemorragia posible. Esa era la manera, pero también se podía ejercer con ayuda de herramientas, como los garfios de hierro, los ganchos con forma de uña de gato, las úngulas, los rastrillos, las pinzas de hierro, o inclusive pedazos de vidrio o cerámica rota.
“Esta forma de tortura pues, contempla desde el inicio la exposición pública del hecho. Es decir ningún desollado vivo es enterrado clandestinamente o sujeto de desaparición, puesto que el impacto que se busca es social.
“…la tortura se emplea como estrategia general de limpieza étnica o genocidio (Silove, 1996), y/ o para extender el miedo a lo largo de la comunidad en la cual reside el individuo (Piwowarczyk, Moreno y Grodin, 2000). También para castigar y aterrorizar a disidentes políticos, religiosos o minorías étnicas (Moisander y Edston, 2003). A nivel psicológico, la tortura busca destruir al individuo como opositor a un régimen político determinado, destruir además su voluntad, sus vínculos afectivos, creencias y lealtades, y en definitiva su integridad psíquica y física. De acuerdo a esto, rompe con el sentido de existencia del ser humano que la padece, mediante su destrucción física y psíquica.
“No se nace torturador, se deviene tal por la construcción deliberada e intencional -en el verdugo- de la pérdida de la capacidad de empatía. La pérdida de esta capacidad es un punto de llegada, el final de un proceso de desafiliación con el mundo común y de afiliación a un mundo decididamente aparte. Pero antes de la interrupción de esta capacidad de empatía, se procede a un incremento del conocimiento y de la capacidad de predecir el pensamiento de los otros, y la necesidad de pensar al otro como un no-humano.
“Resulta virtualmente imposible pensarnos como humanos en el papel de un verdugo capaz de realizar las acciones del torturador, aun caso por caso y estudiados de forma individual, ni que decir de los efectos que la doctrina de Seguridad Nacional impartida en la Escuela de las Américas, puede tener a gran escala, cuando sus egresados son cabeza de estado.
“Y es que la gravedad del asunto no es que se impartan o no cursos de tortura, por terrible que esto nos parezca el que en la escuela militar existan manuales de tortura y detallados cursos de interrogatorio y terror, estos no son más que una arista, una muestra de la ideología y adoctrinamiento del que son objetos los oficiales latinoamericanos que asisten a la academia y que regresan a sus países de origen a poner en práctica lo aprendido.
Sacamos tres meses que decían eran de estudio llegaron a un polígono nos pusieron a agarrar como trescientos perros, los agarramos y a todos nos encerraron, bueno oigan está es la carne que vamos a comer hoy, nos llevaron a un polígono que estaba abajo de la universidad entre rejollada, decimos a matar los perros pues, llenaron una olla de sangre como un tonel, cada quién tenía un vaso desechable con sangre y adentro pues, él que no se lo tomaba, era doble. A todos nos dieron un vaso de sangre de perro. Ese día para que nos comiéramos eso no nos dieron de almorzar eso fue el almuerzo un vaso de sangre, en la comida ya nos dieron un pepián de perro fue por eso que mucha gente desertó, resultaron enfermos esa fue la finalización del curso. Caso 9524
“Los ejércitos latinoamericanos fueron deliberadamente entrenados y sometidos a un estado que hiciera la violencia y la brutalidad, legítima y posible. Llevar a los soldados a un estado de afectividad que no sólo permita sino que instigue la violencia, forma parte fundamental en la comisión de las violaciones de Derechos Humanos.  Esta educación para la violencia aunada a una estructura jerárquica basada en la obediencia y que preferencia la brutalidad como medio de ascenso en el escalafón, constituyen la base para entender la tortura.
“La Doctrina de Seguridad Nacional inbuida en la milicia latinoamericana por los oficiales formados en la Escuela de las Américas proporcionó a los gobiernos el arma más poderosa y resiliente para el combate a opositores políticos y luchadores sociales durante las dictaduras y aun hoy, es la explicación de la violencia de pos guerra que vive la región.
En razón de ella, se abrió el boquete para que se instaurara en nuestro país la guerra sucia que tanto dolor y tanta sangre le ha costado a nuestro pueblo; el crimen político, el asesinato selectivo de dirigentes de la oposición; la desaparición forzada de miles de compatriotas, las torturas, centenares de masacres que aún hoy permanecen en la impunidad; en fin, todos los crímenes englobados dentro de la denominación genérica del ´terrorismo de Estado´.
“En ella también se han inspirado los decretos Ley que colocan en la ilegalidad las huelgas obreras, las manifestaciones populares, los paros cívicos y cualquier otra forma de descontento legítimo por parte de la ciudadanía. Al introducirse en Colombia por cuenta de esa teoría el concepto de Enemigo Interno, se decretó la guerra al pueblo y se le arrebató la paz a la patria.”
“Hemos visto ya fragmentos de lo que sucedió en Chile, Colombia y Guatemala y más adelante veremos también los casos de El Salvador, Perú y Argentina. ¿Cuál es el hilo conductor, la hebra que hilvana todos estos casos? ¿Por qué es el caso de Julio César Mondragón Fontes un caso más de esta larga cadena de atrocidades? 
“Dentro del marco de la Doctrina de Seguridad Nacional el enemigo del Estado y de la fuerzas de seguridad de éste, sufre un cambio drástico.  El enemigo ´natural´ de un ejército es el ejército enemigo, aun dentro de un escenario de guerra civil. Antes de 1946 el enemigo del ejercito era el ejército o brazo armado de la facción contraria. "De acuerdo a los lineamientos importados por los oficiales latinoamericanos de la Escuela de las Américas, el enemigo del Estado y del ejército es el ´enemigo interno´.
“Además de darnos una visión de la uniformidad y la intencionalidad de las acciones perpetradas en contra de los estudiantes, este repaso por los métodos institucionalizados por la academia en latinoamérica, también nos dice el móvil. El móvil de estos actos es, como ha sido en la historia reciente de América Latina, la desarticulación de movimientos estudiantiles, civiles y/o sindicales.
“Esto no explica la tortura y ejecución extrajudicial de Julio César Mondragón ni su posterior exposición en vía pública. Este ´castigo ejemplar´ es complementario del secuestro multitudinario y la desaparición forzada.
“El método implica infringir el daño más extenso y visible en el cuerpo de la víctima." Como en el caso de Julio César.

México
Remito a los dos casos de desollación documentados en el México contemporáneo, que se produjeron en un mismo tiempo y lugar: la colonia Guadalupe, en Tepic, Nayarit, el 5 ó 6 de abril de 2011. Allí, a las afueras de un taller mecánico, se encontraron los restos: "Las primeras indagatorias señalan que los hombres fueron desprendidos de su piel cuando aun (sic) estaban con vida, también les sacaron el corazón en un acto de total brutalidad."(2) Lo que se extrajo, al menos de un cuerpo, yace al costado de quienes identifican como jóvenes que vivían cerca del lugar. Es el clímax de una serie de sangrientos choques "entre grupos de la delincuencia rivales".
Este es el resumen que sobre el tema publicó la página de la ONU antes del terror en Iguala:
“El Relator Especial visitó México entre el 21 de abril y el 2 de mayo de 2014. La tortura es generalizada en México. Ocurre especialmente desde la detención y hasta la puesta a disposición de la justicia, y con fines de castigo e investigación. El Relator Especial identificó varias causas de la debilidad de las salvaguardias de prevención y recomienda medidas para atenderlas. Observó también serios problemas en las condiciones de detención, especialmente hacinamiento. "El Relator Especial llama al Gobierno a implementar prontamente sus recomendaciones y a la comunidad internacional a asistir a México en su lucha para eliminar la tortura y los malos tratos, revertir la impunidad y garantizar la reparación integral de las víctimas."
El diagnóstico coincide con el presentado poco antes por Human Rigths Watch:
"...el gobierno ha obtenido pocos avances en el juzgamiento de numerosos asesinatos, desapariciones forzadas y torturas perpetrados por soldados y policías en el marco de acciones contra la delincuencia organizada, incluso durante la presidencia de Peña Nieto."
(...)
“Es común que en México se practiquen torturas para obtener información y confesiones bajo coacción. En general, las torturas se aplican durante el período desde que las víctimas son detenidas arbitrariamente hasta el momento en que son puestas a disposición de agentes del Ministerio Público, y en el cual a menudo son mantenidas incomunicadas en bases militares u otros centros de detención clandestinos. Las tácticas más frecuentes incluyen golpizas, simulacros de ahogamiento, descargas eléctricas y tortura sexual. Son muchos los jueces que aún admiten confesiones obtenidas mediante tortura, a pesar de que existe una prohibición constitucional contra este tipo de prueba.


“Los funcionarios judiciales casi nunca aplican el Protocolo de Estambul, una serie de principios para evaluar el estado de personas que posiblemente han sido víctimas de tortura o maltrato. La PGR aplicó el protocolo en 302 casos entre 2003 y agosto de 2012, y encontró signos de tortura en 128. Sin embargo, durante ese período inició solamente 39 investigaciones de tortura, y ninguna de estas terminó en procesos en los cuales se impusieran condenas. Entre enero y septiembre de 2013, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibió más de 860 denuncias de tortura y trato cruel, inhumano o degradante por parte de funcionarios federales."

Guerrero 
En 2012 y con vida de dos años y medio, por presión de las organizaciones de derechos humanos y otras instancias sociales, en Guerrero se establece una Comisión de la Verdad sobre la primera etapa de la guerra sucia en el estado, entre 1969 y 1979.
Es la primera o tal vez la segunda etapa, sugieren los seis miembros del organismo, pues la historia inició con lamatanza del 30 de diciembre de 1960, en la que murieron alrededor de diecisiete personas, y continúa hasta hoy. Sus hitos son las masacres en Aguas Blancas y el Charco y los asesinatos y desapariciones de los normalistas de Ayotzinapa, clímax del proceso, considerando que los hechos se producen por primera vez en una gran ciudad, a la vista de todos los medios tradicionales y alternativos.
En aquél 1960 la entidad era la más pobre del país, dice la ComVerdad siguiendo los criterios del México que desde veinte años antes experimenta una industrialización a marchas forzadas y se reconoce milagroso por el grado y la constancia del desarrollo económico, cuyas cifras superan incluso uno de los crecimientos poblacionales más extraordinarios en los anales de la humanidad, pues entre 1940-1980 multiplicará por cuatro el número de habitantes, invirtiendo la relación campo-ciudad: de 75-25 a 80-20.
“El 74.25% de la población era rural y el 25.75% urbana, en contraste con el promedio nacional donde el 50.7% de la población vivía en ciudades” distribuida en 4347 poblaciones y 16 ciudades. El “93% de las viviendas […] no tenían agua corriente y solamente el 23.5% contaban con luz eléctrica”(1).
Para entonces la historia guerrerense es muy rica en cuanto a evolución de las identidades indígenas, caciquismo, marginalidad, revueltas sociales, violencia del poder contra el pueblo. Mal le pagaron a su gente, por ejemplo, ser la gran plataforma y refugio de la insurgencia independentista, animando a las comunidades a tomar las armas una y otra vez para defender sus tierras y su autonomía, en regiones que geográficamente cerca de la capital nacional continuaban considerándose muy apartadas.
La Revolución recicla a los caciques que para entonces llevan un siglo reinando en estas tierras y negocian o se confrontan con el pueblo, quien sostiene viejas y nuevas demandas, a veces recuperando la herencia zapatista y particularmente esperanzadoras en el cardenismo.
La lucha de Rubén Jaramillo en Morelos sirve de referencia en el estado, que conserva su dinámica y a principios de los años sesenta crea con Genaro Vázquez Rojas la Asociación Cívica Guerrerense (ACG), un movimiento amplio y muy interesante, que en 1961 contribuye a la desaparición de poderes en la entidad y así la caída del gobernador. Disputa luego las elecciones y el fraude en su contra apoyado por el ejército parece adelantar las palabras de la secretaría de la defensa que hemos escuchado.
Confluyendo en tales y cuales momentos con el Frente Zapatista de Chilpancingo, la Coalición de Fuerzas Populares, las Vanguardias Revolucionarias, la ACG se convierte entonces en proyecto nacional revolucionario y en 1967 la Masacre de Atoyac contra el Frente de Defensa de los Intereses de la Escuela Juan Álvarez, encabezado por Lucio Cabañas contra la dirección de la propia escuela y cinco presidencias municipales, en la cual mueren cinco personas, una de ella embarazada, decide a ambos a la formación del Partido de los Pobres.
Como en todo el sur y las serranías del centro del país, las comunidades indígenas guerrerenses continúan conservando sus costumbres adaptándolas a las exigencias exteriores, en especial entre los naa savi o mixtecos y los me’e phaa o tlapanecos, y así su población crece desde 1930 y seguirá haciéndolo a ritmo sólo un poco menor a la nacional. Forma parte del proceso que convierte a los pueblos originarios en el núcleo campesino de conocimiento y defensa de los recursos naturales, cuyo ejemplo aparece hoy como una alternativa de futuro para el país. Milpa, la llama el propio Armando Bartra en un libro colectivo donde participan significativas organizaciones rurales:
“Los campesinos son diversos como diversa es la naturaleza que los arropa. Diversos en su forma de trabajar, de convivir, de ver el mundo, de nombrar las cosas, de celebrar... Y esta diversidad es su orgullo, su patrimonio, su riqueza.
“Y pese a que la cada vez más profunda inserción en el mercado, las nuevas tecnologías y el cambio de las costumbres favorecieron el monocultivo y la especialización, los pequeños agricultores y algunos medianos mantuvieron en alguna medida la pluriactividad. Polifonía que es a la vez un gusto ancestral por lo variado y una estrategia de sobrevivencia (…)
“Premeditada o inconsciente, la preservación familiar y comunitaria de la diversidad virtuosa ha sido una forma de resistir los embates de un orden emparejador que al uniformar desocializa, debilita y somete.”
De eso forma parte la mayoría de la población de la Montaña y la Costa Grande de Guerrero, que protege así la riqueza natural y la biodiversidad, no importa cuánto la compelan hace mucho las narcoempresas, en un tema que volveremos a tratar. Seguro por ello los sistemáticos, brutales golpes que recibe, agudizados en la etapa más voraz del capitalismo.
Tal necia lealtad a sí misma, y no sólo la pobreza, es lo que explica la tradición de lucha que en 1974 lleva a reconocer al secretario de la defensa nacional: “el ejército ha tenido que absorber los problemas para poder garantizar en la medida de sus posibilidades la tranquilidad del sector rural”. O lo que es lo mismo: el Estado encontró solución a los conflictos en estas tierras por la vía militar.
La ComVerdad resume la etapa de la guerra sucia a cuya investigación queda reducida “Se acredita que a partir de 1971 (…) especialmente en las regiones Centro, Costa Grande y Costa Chica existió represión masiva y sistemática, que implica una suspensión de facto y de manera indefinida de las garantías de los artículos (…) constitucionales que protegen las garantías de integridad física, legalidad, de libertad personal, el libre desplazamiento o movilización, y las garantías en el proceso; lo que implicó un estado de excepción (Una situación en la cual se suspende el orden jurídico…)”
En todos los casos revisados, la Comisión encontró que al apresarla “la víctima estaba a merced del victimario en circunstancias que no requerían siquiera el uso de la fuerza” y a ésta se empleó a pesar de todo, en un “contexto antidemocrático, autoritario, bajo condiciones en las que las fuerzas de seguridad y en especial el ejército contaban con facultades ilimitadas”. Se trata en su totalidad, de acciones punitivas contra población civil en actitud pacífica durante su detención o en cualquier momento pues la mayoría de los afectados no pertenecen a la guerrilla.
“Sobresale el caso de la ejecución de los Piloncillos, Municipio de Atoyac, donde en abril de 1973 el ejército llegó por la mañana, los soldados sacaron a los hombres de sus casas y los llevaron a la cancha, los soldados ejecutaron a Saturnino Sánchez, Margarito Valdez, Santos Álvarez, Cescencio Reyes Díaz, Toribio Peralta Rivera y Eliazar Álvarez de 16 años.”
“Existen los elementos de convicción para asegurar que el Estado mexicano, en especial la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) conocen el destino final de todas y cada una de las personas desaparecidas en la guerra sucia en el Estado de Guerrero, puesto que tanto de los testimonios de las personas sobrevivientes y testigos de los hechos, como de los documentos consultados en el AGN se sabe que el ejército y los cuerpos de seguridad federales y locales llevaban un registro de las personas a ubicar, localizar,detener o exterminar y de las personas que ingresaban a las instalaciones militares.30 La gran mayoría de las personas detenidas eran llevadas a instalaciones militares o cárceles clandestinas. Hubo un gran número de personas, incluso menores de edad, transladadas al Campo Militar No. 1 y algunas de ellas permanecieron ahí solamente por ser familiares de líderes guerrilleros, en especial Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas.31 16
“Por ejemplo, en un informe de la DFS del 9 de septiembre de 1972 se indica que “seis detenidos que se encuentran en la 27 zona militar han sido interrogados por el Agente del Ministerio Público federal, Wilfrido Ortiz Melgarejo, y “a pesar del trato que se les ha dado insisten en su inocencia”, ese informe indica que a petición del general Joaquín Solano Chagoya se llevaron a diez de los detenidos de la prisión donde se encontraban a la 27 zona militar y hasta ese momento no habían regresado a la prisión.” (p.15 y 16)
“Se dan casos en los que una persona es objeto de desaparición forzada pero tiempo después es puesta a disposición de la autoridad judicial o recobra su libertad (…) En la definición de la Convención Interamericana sobre desaparición forzada de personas y la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, no se establece el término para considerar la privación de libertad de la persona como desaparición forzada.” (p.17)
“La violación a sus derechos a la integridad física y al debido proceso, se acreditan también con los documentos consultados en el AGN. Por ejemplo, en un informe de la Dirección Federal de Seguridad existe una relación de las personas que fueron detenidas con motivo de las emboscadas del Partido de los Pobres al Ejército del 25 de junio y el 23 de agosto de 1972, y posteriormente consignadas al juez (El cálculo de la DFS de personas a detener por esos hechos eran 368 personas entre detenidos y prófugos). La consignación se realizó en diferentes fechas y ´a partir del día cuatro de octubre de 1972 por pequeños grupos debido a la petición hecha por el C. Juez de Distrito en el Estado debido a que por sus limitaciones no le fue posible practicar las diligencias en el término establecido por la ley´. Es decir, ese procedimiento desde su inicio careció de los requisitos de Ley en violación a sus derechos, pues las personas detenidas no fueron consignadas inmediatamente ante el juez y tampoco el juez cumplió en términos de la ley, no obstante que el juez tenía la obligación de tomar las acciones pertinentes o solicitar de otros jueces el apoyo para cumplir con las disposiciones constitucionales relativas al debido proceso.” (p.18-19) 
En esta etapa “la Suprema Corte de Justicia aceptaba que la policía tomara declaraciones, no consideraba violatorio de los derechos la mala actuación de la defensa de la persona acusada. La confesión bajo tortura era tolerada y se consideraba válida bajo el argumento de haber sido la primera declaración y realizada ´sin aleccionamiento”. (p.22) 
Esta historia fue contada por Carlos Montemayor en una de las grandes obras de la literatura mexicana: La guerra del paraíso. Algunos la tienen por novela y se trata de una crónica que el escritor documentó paso a paso, sin faltar la reconstrucción de diálogos entre altos personajes del poder. 
Se registra en ella una práctica particularmente sobrecogedora, que la ConVerdad certifica también. 
En una expediente “se encuentra la declaración de Gustavo Tarín, quien formó parte del grupo de información de inteligencia de la policía militar dirigido por el general Quiroz Hermosillo, integrado por 100 elementos de la Policía Militar y 40 civiles.” En un momento el alto mando del ejército en la zona lo nombra “Director de Protección y Seguridad Pública del Estado de Guerrero y Subdirector de la Policía Judicial del Estado de Guerrero encargado de las dos costas, y quedó a cargo de la lucha contra la guerrilla”. Según él “de 1974 o 75 a 1981 detuvieron a cerca de 1500 personas, a las que sometían a investigación e interrogatorios en los separos de las oficinas de Policía y Tránsito de la ciudad de Acapulco, Guerrero, que conocían como ´el Metro´, porque era un espacio muy reducido. Que a esas oficinas se presentaban, por encargo del entonces Gobernador Rubén Figueroa Figueroa, varios agentes del Ministerio Público del fuero común para conversar con los detenidos y saber si deseaban amnistiarse (…) Si los detenidos no aceptaban la amnistía, se les llevaba a la Base Militar Pie de la Cuesta. Los guerrilleros, atados y vendados, eran (…) conducidos uno a uno hasta el banquito de fierro que conocían como ´El banquito de los acusados´, y ya en este lugar, se les sentaba con la creencia que los iban a fotografiar.” Una vez allí eran ejecutados por los mandos supremos “con un disparo en la nuca con una pistola calibre 380, que tenía adaptado un “moflecito” (un silenciador). Inmediatamente después se les colocaba sobre la cabeza una bolsa de nailon que se les ataba al cuello para evitar que quedaran rastros de sangre. Siempre se usó la misma pistola, por lo que la bautizaron como ´la espada justiciera´.
“Realizado este procedimiento, generalmente eran 14 0 16 personas, se colocaban dentro de costales de yute, se le ponían unas piedras y se cosían, para después ser transportados en carretilla hasta el avión Arava del Ejército Mexicano que se colocaba en la pista (…) y los conducían a un lugar conocido como ´la Costa de Oaxaca´, por lo que la operación era conocida entre ellos como ´vuelos a Oaxaca´. Había ocasiones en que el avión Arava hacía 3 ó 4 vuelos en una sola noche, aproximadamente de diez de la noche a las cuatro o cinco de la madrugada, para llevar a los cadáveres hasta la costa de Oaxaca. Así fueron ejecutadas o desaparecidas más de 1500 personas.” 
A un mecánico de aviones se “le gravó que en algunas ocasiones se dio cuenta que el personal que supuestamente estaba muerto todavía iba vivo, agonizante y después los tiraban al mar sin que fuera un lugar exacto, pero para tirar los cuerpos al mar el avión bajaba casi a nivel del mar(…) Durante su comisión se trasladó de 120 a 150 cadáveres, pero habría que checar en la bitácora pues podían ser cinco seis, siete, máximo ocho personas cada ocasión”. De acuerdo a este testimonio las personas “eran de todos los lugares, también de buena situación económica, ingenieros, doctores del pueblo, licenciados, de todo tipo. Cuando eran mujeres les ofrecían que si tenían sexo, al llegar a Guerrero las dejarían en libertad y en su caso a los esposos. En algunas ocasiones aceptaron pero nunca, que él viera, las liberaron.”

Iguala 2014
FRAGMENTO SOBRE LA TORTURA, DE LOS EXPERTOS DE LA CIDH.

OPINIÓN DE UN MÉDICO EXPERTO, INDEPENDIENTE
CONTINÚA
1. Me permití poner cursivas a las citas dentro de los textos.
2.

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