lunes, 31 de agosto de 2015

Injusta portada

Por cariño de mis compañerxs el crédito que se me dio es excesivo. Debería decir: Jorge Belarmino con textos de Marcela Turati, Blanche Petrich, Luis Hernández Navarro, familia Mondragón Fontes, Sayuri Herrera, Dr. Ricardo Loewe, Cesar Navarro, Tatiana Coll, Nadia Godoy, Tryno Maldonado y Diana del Ángel 

viernes, 14 de agosto de 2015

Recibido

Julio César Mondragón Fontes, normalista desollado en vida.
El sin rostro es la segunda parte del mensaje. Eso hicieron: Jamás sabrás dónde quedaron cuarenta y tres y el cuarenta y cuatro te advierte una posibilidad. Cuanto más bulla armes, continúan, alrededor del mundo, si quieres, más contundente la señal: Somos universalmente impunes. 
A una de las personas con mayor conocimiento sobre derechos humanos, no le queda duda: el actual sistema prepara una shoa, como los nazis llamaban a la "solución final"; el setenta por ciento estamos destinados a que se nos excluya.
"Tú no has visto nada, nada", insistía obsesivamente el diálogo de una gran película sobre el horror. Yo no vi nada, nada, de Julio César Mondragón Fontes, así intentara reconstruir su muerte. Percibo sólo reflejos: 
él "tragado por las sombras de Iguala"; 
militares presentándose con el cadáver: Estaba en la calle, dicen sin confirmación
las letras de un mentiroso informe: Muerto por trauma cerebral; fauna local devoró piel y ojos de la cavidad craneana
Marisa, su mujer, ante los restos sobre una plancha del Semefo, y los comentarios alrededor: Un asesinado así le puede dejar buena lana
la madre y los tíos suspendiendo los preparativos del cuerpo para sepultarlo, a fin de tomarle fotos que documenten la obvia tortura; 
Lenin, el hermano, quien en plena clase escucha al maestro: ¿Ven esta cara? Se lo merecía; 
tres expedientes que el gobierno federal no atrae y tardan siete meses en ser entregados; 
un falso rumor y una malintencionada declaración del ejército para sembrar desconfianza: Julio servía al Cisen; Entre los desparecidos había soldados que infiltramos.
¿Cuántas veces puede morir un normalista y su familia? Tantas como le apetezca al poder.
Desde la calle el grito: Mi rostro es tu reflejo. No te vi pero te llevo impreso, entonces.
Mensaje recibido, esperen contestación.